Progreso, crecimiento y desarrollo de Iguala de la Independencia

Entramos a los aspectos más dolorosos en la historia de la ciudad, pero a su vez los más prometedores en la actualidad. El progreso de nuestra ciudad.
Desde el inicio del siglo XX nuestro pueblo fue promesa de progreso y prosperidad, todavía a finales de la década de 1890 la ciudad de Iguala era la población más representativa del estado de Guerrero, ya que tenía la mayor población incluso por encima de las ciudades más grandes del estado, ya para 1905 en Iguala se inauguraba el ferrocarril que se pretendía llegaría hasta el puerto de Acapulco, he aquí nuestra primera desilusión. El desarrollo de los acontecimientos históricos nacionales de la época truncaron drásticamente el gran impulso que se perfilaba para la ciudad, ya por ser parte del tránsito obligado al puerto de Acapulco el ferrocarril, el principal medio de transporte de la época, solo propicio un ligero crecimiento económico que nuevamente en 1910 fueron determinados por los acontecimientos históricos nacionales con la revolución. En poco tiempo Iguala quedo desplazada por el puerto gracias a su inminente importancia comercial y se aunaba su impulso turístico.
Hasta la década de 1950 nuevamente nuestro pueblo intento mostrar características de gran ciudad, se instituye los festejos a la bandera nacional y se intenta por fin urbanizar las calles aun empedradas, en efecto, del boom económico nacional aunado con las ideas progresistas que en todo México imperaban después de ganar la guerra contra los japoneses y después de que hacía 8 años de haberse inaugurado el monumento a la bandera, emocionados, los Igualtecos pretendieron promover el desarrollo de nuestra ciudad. Pero no fue sino hasta finales de la década de los setentas y principios de los ochentas que se mostraron serias iniciativas, se construyeron obras de gran relevancia, el anillo periférico, programado inicialmente a doble carril pero quedando uno solo, muestra, son los aun existentes postes de alumbrado de iluminación lateral doble. La construcción del lienzo charro Rubén Figueroa Figueroa, el centro recreativo DIF, El mercado Adrian Castrejón, El estadio de futbol Ambrosio Figueroa, y una prominente pero mal manejada Ciudad Industrial, sin dejar a un lado el impresionante H. ayuntamiento Municipal, Nuestra Ciudad en la década de los ochentas, lograba estar a la altura de muchas de las ciudades más grandes del país, el desarrollo económico y crecimiento poblacional vislumbraban una ciudad a corto plazo como una de las más grandes del país, Iguala crecía desorganizada, decenas de colonias se creaban, la industria hotelera, artesanal, comercial y restaurantera fueron las más importantes, pero el aislamiento llego.
A principios de 1990 surge la noticia de que un mega proyecto impulsado por el entonces presidente de la república Carlos Salinas de Gortari, una súper carretera conocida como la autopista del sol que conectaría óptimamente a la ciudad de México y Acapulco, inicialmente se pretendía que pasara por Iguala pero no fue así, de hecho aunque muchos no lo saben, la vía más corta de México a Acapulco es por Iguala pero un carril no ayuda a eficientar el tiempo de recorrido, a fines de 1993, la autopista entra en funciones, nuestra ciudad de inmediato queda soslayada al olvido, la industria restaurantera sucumbe, el desempleo acrecienta, ya nadie pasaba por aquí.
El descontento social era evidente, todo colapsaba, aun los Igualtecos no comprendíamos que fuimos desplazados, la inmigración a otras ciudades y países se pronuncio en busca de mejores expectativas de trabajo, de estudio, de vida.
Ya hacia quince años que Chilpancingo ocupaba el honorable segundo lugar en población, el desarrollo urbano de esa ciudad se pronunció y en Iguala, nada pasaba, son inolvidables las crisis de falta de agua en toda la ciudad, los famosos baches, la inseguridad, el polvo y tal vez, solo tal vez, pareciera que el calor se intensificaba.
Sin embargo, una vez más, como recordando que fue aquí donde se suscitaron los hechos históricos más trascendentales de nuestro país, como si la memoria de integridad local de fuerza, de unión propiciaba que el pueblo de Iguala, con merito propio, comenzara poco a poco a propiciar su desarrollo. La impotencia de vernos discriminados y desplazados logro hacernos voltear la cara atrás en el tiempo y ver que no necesitamos ser ciudad de paso para progresar, que nuestra historia y legado al pueblo de México vale mucho más y que no necesitamos ser una urbe para pensar que Iguala es grande e importante.
A finales de los noventas y principios de este nuevo siglo, Iguala levanta la cara, se inicia la construcción de la prolongación del bulevar Heroico Colegio Militar, una de las mejores obras de la ciudad, su deterioro fue lamentable en la construcción del bulevar Iguala, que hoy atraviesa la ciudad y que es una de las más importantes obras y que cuenta en algunos tramos con hasta ocho carriles. La organización de los comerciantes del oro para la construcción del primer centro joyero de Iguala, impulso la proliferación de esta industria comercial, Iguala cuenta con centenas de joyerías distribuidas en decenas de centros joyeros y particulares que ofertan sus productos y que han dado a Iguala nuevo nombre: “La ciudad del oro”, poco a poco, infinidad de Igualtecos promueven el establecimiento de comercios con franquicias reconocidas nacional e internacionalmente, iconos impresionantes como el asta bandera están dando un giro de miras al progreso y desarrollo local, hemos echado un ojo a la Historia y encontramos la respuesta:
No podemos ni queremos crecer, el índice de natalidad de nuestra localidad indica que para el 2030, seriamos aproximadamente 150,000 Igualtecos y de ahí nuestra población decrecerá paulatinamente, ya no nos interesa ser más grandes que Acapulco, o más poblados que Chilpancingo, no necesitamos el reconocimiento de nadie, eso la historia ya lo hace, nos hemos dado cuenta que el bienestar de nuestro pueblo no está en la cantidad, sino en la calidad de ciudad, hemos observado como pequeños detalles hacen la diferencia, poco a poco, y por meritos propios, han llegado y siguen llegando empresas que creen en el progreso y desarrollo de nuestro pueblo, el turismo comienza a ser una empresa importante ya que atractivos sobran, solo basta con recordar nuestras tradiciones únicas que hacen la diferencia y muestran diversidad: La feria a la Bandera, desfiles conmemorativos, cívicos, militares y chuscos, semana santa, festivales, día de muertos, etc., iconos representativos como el monumento a la bandera, el santuario de la bandera, el asta monumental más grande de Latinoamérica, La parroquia de San Francisco de Asís, el museo del ferrocarril, la laguna de Tuxpan, exquisita gastronomía y más, mucho más. Poco a poco se comienza a promocionar turísticamente a nuestro pueblo, eventos como “Guerrero Brilla” de la empresa Televisa, representa un impulso importante a esta industria en Iguala, revistas internacionales como “México desconocido” en su edición 135 detallan algunos atractivos interesantes. Periódicos nacionales plasman en páginas enteras datos importantes que enorgullecen a cualquiera siendo de Iguala, como el plasmado el 13 de noviembre de 2006 en una entrevista al “cazador de trenes” un estadounidense de nombre Frank Barry. Documentales y más.
Comprendemos que es necesario promover una nueva cultura social, una cultura turística que permita establecer las bases para el desarrollo de esta industria, aprendamos a ser más amables, mantengamos limpias nuestras calles, embellezcamos nuestras casas, reforestemos, hagamos lo necesario para que cada centímetro de nuestro pueblo sea más atractivo, cuidemos y preservemos nuestras raíces, nuestros monumentos, nuestra historia. Desarrollemos nuestra ciudad, ahora es el momento.

Con amor al pueblo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece bien que progrese Iguala pero también es necesario que progrese la mentalidad de su gente y sobre todo el éxito de este progreso se verá reflejado cuando al fin los jóvenes igualtecos tengan opciones suficientes para quedarse a vivir en su tierra, ya que muchos se van porque no hay trabajo.

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